Capitulo 3. Irrealidad

Le miré a los ojos, impresionada. Y dije:

-Tu estás loco.-ahí se acabó nuestra conversación.

Seguí la clase y me concentré en cosas reales.

Cuando las clases acabaron, salí del instituto y una vez fuera, el lunatico de Alex apareció.

• Oye, dejame en paz.
• Sé que no me has creido- dijo él- Pero sé como convencerte de que es cierto.
• ¿A si?-dije en tono dulce- Pues dilo, porque estoy empezando a pensar que se te a ido la chabeta.- admito, lo último fue a mala leche.

Alex no dijo nada, comenzó a caminar hacia el bosque que había al lado del instituto y me indicó que le siguiera. En ese momento tuve dudas de si fiarme de él o no, porque la verdad era que pensava que el pobre chico no estaba bien, pero, aunque me costara admitirlo me había salvado de el otro loco, cuando había intentado matarme, pero también, fue él el que me dejó tirada en medio del pasillo.

Pero confíe en él y le seguí, aún sin saber por qué.

A medida que me alejaba de la sucia aura de la ciudad y me adentraba en la pureza del bosque, mis sentidos cambiaban por completo, y descubrían esas sensaciones maravillosas que siempre me inundaban cuando entraba en un bosque, allí me sentía mejor que en ningun otro sitio. Me encantaba ver ell rocío mañanero, al igual que el canto de los pajaros, pero cuando la noche se hacía en la espesura, aquello se volvía mucho más misterioso. Tanto me apasionaba, que todas las noches contemplaba el bosque, que se veía desde mi cuarto, y en ocasiones había sentido la necesidad de adentrarme en él.

Alex se paró. Alrededor nuestro había un circulo de árboles. Me sorprendió bastante su aspecto ya que tenían unas grandes y fibrosas hojas verdes, y eran tremendamente altos. Nunca hbía visto un árbol así. Pero aparte de eso, no sabía por que me llevaba allí, ya que aquel lugar no tenía nada en especial, aparte de árboles, claro.

• Bueno... que quieres demostrarme?-dije- porque de momento sigo pensando lo mismo- estaba enfadada, aquello de que no era humana me había sentado fatal.

No dijo nada, me miró serio, y yo le respondí con una sonrisa sarcastica. Él se dirijió a una roca grande que había a un costado del circulo de árboles, puso la mano encima. Se iluminó. Alex se separó de la piedra, que continuaba brillando, y se puso a mi lado. Seguía sin decir nada.

Me eché las manos a la cara, y contemplé con asombro. En aquel momento la piedra explotó y de dentro salió un extraño humo...rosa?

Cuando todo cesó, Alex dijo:

• Acercate a la piedra.

Obedecí, me acerque a paso lento e inseguro. Observé los restos de la roca. Al principio no ví ms que polvo y tocitos de piedra, pero cuando me fije más, ví que lo que había no era nada más que una caja de madera adornada con estampados y relieves metalicos.

• La cojo?-dije yo

Asintió con la cabeza. Agarré la caja y volví con Alex.

• Esto es tuyo?- pregunté
• No
• Y... Como has hecho eso?- dije asombrada

No respondió

• Vale, supongo que piensas que soy una preguntona y no me quieres responder, pero...
• Es tuya, así que puedes quedartela- me cortó él
• Ah...

No dijo nada, se adentro en la oscuridad del bosque, y simplemente desapareció.

Me quedé mirando por donde se había ido, y me fuí a casa.

Cuando llegé a mi casa hice los deberes, y me tumbé en la cama mirando la caja. Cuando mi madre me llamó, hice caso omiso y cuando subió para ver que pasaba, me hice la dormida, me dió un beso en la mejilla y luego se fue, apagando la luz y cerrando la puerta tras su paso. Encendí la lámpara que había al lado de mi cama y me concentré en la caja de nuevo.

Estaba decorada con unos estampados de hojas, y una esmeralda en el centro, envuelta en una red de lianas, hechas con plata. En la parte delantera tenía un encage en forma de luna, supuse que sería para una especie de llave que podría abrirla. En ese momento mis ganas de saber que contanía se hicieron más profundas.